Respuesta a las preguntas más habituales sobre el sacramento del Bautismo: qué es, origen de la denominación, por qué se bautizó Jesús, cuándo comenzó la práctica del Bautismo en la Iglesia, y cómo se celebra este sacramento.
Estamos llamados a vivir cada día nuestro Bautismo, como realidad actual en nuestra existencia. Si logramos seguir a Jesús y permanecer en la Iglesia, incluso con nuestros límites, con nuestras fragilidades y nuestros pecados, es precisamente por el Sacramento en el cual hemos sido convertidos en nuevas criaturas y hemos sido revestidos de Cristo. Papa Francisco, Audiencia 8 de enero de 2014
1. ¿Qué es el Bautismo?
El santo Bautismo es el fundamento de toda la vida cristiana, el pórtico de la vida en el espíritu y la puerta que abre el acceso a los otros sacramentos. Por el Bautismo somos liberados del pecado y regenerados como hijos de Dios, llegamos a ser miembros de Cristo y somos incorporados a la Iglesia y hechos partícipes de su misión. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1213
2. ¿De dónde surge la denominación de Bautismo?
Este sacramento recibe el nombre de Bautismo en razón del carácter del rito central mediante el que se celebra: bautizar (baptizein en griego) significa «sumergir», «introducir dentro del agua»; la «inmersión» en el agua simboliza el acto de sepultar al catecúmeno en la muerte de Cristo, de donde sale por la resurrección con Él transformado en una «nueva criatura», como explica san Pablo a los Corintios y a los Gálatas (2 Co5,17; Ga 6,15).
Este sacramento es llamado también “baño de regeneración y de renovación del Espíritu Santo”, porque significa y realiza ese nacimiento del agua y del Espíritu sin el cual «nadie puede entrar en el Reino de Dios», como dice el Evangelio de san Juan.
Habiendo recibido en el Bautismo al Verbo, «la luz verdadera que ilumina a todo hombre» (Jn 1,9), el bautizado, se convierte en «hijo de la luz», y en «luz» él mismo. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1214, 1215, 1216
3. ¿Por qué se bautizó Jesús?
Jesús comienza su vida pública tras hacerse bautizar por san Juan el Bautista en el Jordán y, después de su Resurrección, confiere esta misión a sus Apóstoles: «Id, pues, y haced discípulos a todas las gentes bautizándolas en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo, y enseñándoles a guardar todo lo que yo os he mandado».
Nuestro Señor se sometió voluntariamente al Bautismo de san Juan donde el Espíritu desciendió sobre Él, y el Padre manifiestó a Jesús como su «Hijo amado».
Con su Muerte y Resurrección, Cristo abrió a todos los hombres las fuentes de la gracia. Por eso, el bautismo de la Iglesia borra el pecado original y nos hace hijos de Dios. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1223, 1224, 1225
4. ¿Desde cuándo se bautiza en la Iglesia?
Desde el día de Pentecostés la Iglesia ha celebrado y administrado el santo Bautismo. En efecto, san Pedro declara a la multitud conmovida por su predicación: «Convertíos […] y que cada uno de vosotros se haga bautizar en el nombre de Jesucristo, para remisión de vuestros pecados; y recibiréis el don del Espíritu Santo» (Hch 2,38). Los Apóstoles y sus colaboradores ofrecen el bautismo a quien crea en Jesús: judíos, hombres temerosos de Dios, paganos. El Bautismo aparece siempre ligado a la fe: «Ten fe en el Señor Jesús y te salvarás tú y tu casa», declara san Pablo a su carcelero en Filipos. El relato de los Hechos de los Apóstoles continúa: «el carcelero inmediatamente recibió el bautismo, él y todos los suyos».
Según el apóstol san Pablo, por el Bautismo el creyente participa en la muerte de Cristo; es sepultado y resucita con Él: «¿O es que ignoráis que cuantos fuimos bautizados en Cristo Jesús, fuimos bautizados en su muerte? Fuimos, pues, con él sepultados por el bautismo en la muerte, a fin de que, al igual que Cristo fue resucitado de entre los muertos por medio de la gloria del Padre, así también nosotros vivamos una vida nueva» (Rm 6,3-4)
Los bautizados se han «revestido de Cristo». Por el Espíritu Santo, el Bautismo es un baño que purifica, santifica y justifica. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1226, 1227
5. ¿Cómo se celebra el sacramento del Bautismo?
El rito esencial del sacramento del Bautismo significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a través de la configuración con el misterio pascual de Cristo. El Bautismo es realizado de la manera más significativa mediante la triple inmersión en el agua bautismal. Pero desde la antigüedad puede ser también conferido derramando tres veces agua sobre la cabeza del candidato.
En la Iglesia latina, esta triple infusión va acompañada de las palabras del ministro: «N., yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». En las liturgias orientales, estando el catecúmeno vuelto hacia el Oriente, el sacerdote dice: «El siervo de Dios, N., es bautizado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo». Y mientras invoca a cada persona de la Santísima Trinidad, lo sumerge en el agua y lo saca de ella.
La unción con el santo crisma, óleo perfumado y consagrado por el obispo, significa el don del Espíritu Santo al nuevo bautizado. Ha llegado a ser un cristiano, es decir, «ungido» por el Espíritu Santo, incorporado a Cristo, que es ungido sacerdote, profeta y rey (cf. Ritual del Bautismo de niños, 62).
En la liturgia de las Iglesias de Oriente, la unción postbautismal es el sacramento de la Crismación (Confirmación). En la liturgia romana, dicha unción anuncia una segunda unción del santo crisma que dará el obispo: el sacramento de la Confirmación que, por así decirlo, «confirma» y da plenitud a la unción bautismal.
La vestidura blanca simboliza que el bautizado se ha «revestido de Cristo» (Ga 3,27): ha resucitado con Cristo. El cirio que se enciende en el Cirio Pascual, significa que Cristo ha iluminado al neófito. En Cristo, los bautizados son «la luz del mundo» (Mt 5,14; cf Flp 2,15).
El nuevo bautizado es ahora hijo de Dios en el Hijo Único. Puede ya decir la oración de los hijos de Dios: el Padre Nuestro. Catecismo de la Iglesia Católica, nn. 1240, 1241, 1242, 1243